El valor de los inmuebles es muy importante. Sirve como base del mercado inmobiliario y también como base imponible de los impuestos que trabajan con el territorio. Lo público y lo privado tienen por objeto la determinación del valor “verdadero”.
Los Registros de la Propiedad han permanecido históricamente ajenos a esta cuestión, durante ciento cincuenta años (ese es el abanico histórico que abarcan los Registros Inmobiliarios modernos) se han ido almacenando millones y millones de datos de valor (precios de venta, tasaciones hipotecarias, valor de obras y edificaciones, etc.,) absolutamente despreciados.
La razón que siempre se ha dado es que los testigos registrales de valor resultan inútiles porque están distorsionados por las declaraciones interesadas de los sujetos que los adquieren (a la baja) y las de los bancos que financian dichas adquisiciones (al alza). Pero ¿acaso no consiste en eso el verdadero valor de los inmuebles? ¿Es más imparcial el banco, el bróker, o incluso la Hacienda pública que el propietario de un inmueble? (VER FICHERO).
Diversos experimentos con testigos registrales se vienen realizando en materia de valoración inmobiliaria. En el ITRC nos proponemos investigar a fondo todas las posibilidades que en la actualidad se ofrecen y divulgarlas adecuadamente.
De ello se encargará la Dirección de valoración que encabeza este post. Se halla dirigida por Ignacio Alvarez, Jefe de Valoración de la Oficina Tributaria de Tenerife Norte y a fecha de hoy ya son 10 los miembros de la asociación encuadrados en este área de trabajo.
Ya hemos comenzado a trabajar y muy pronto tendremos resultados.
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